Gran ejercicio colectivo de las jugadoras de Roberto Iñiguez, que logran una buena ventaja en la ida de los cuartos de final, manchados por la grave lesión de la estadounidense Rebekah Gardner. 5.147 espectadores llenan Fontajau en un nuevo capítulo histórico de las gerundenses, que se zampan sin reparos el Galatasaray
Europa tiene una deuda con Uni, un referente dentro del mundo del baloncesto que no está pasando por un buen momento. Lo que ha hecho la entidad gerundense por el territorio, representando con amor propio, más allá de los resultados, el nombre de Girona donde ha ido, no se puede cuantificar. Hay muchos intangibles que han convertido a este club, en un club diferente. Ganador de todos los títulos imaginables a escala estatal gracias a un recorrido envidiable, la guinda sería, claro está, levantar una lejos de sus fronteras. Este curso, la mirada nos lleva a la Eurocup. Quién sabe si será la buena, ojalá, después de una nueva noche mágica del Uni Girona ante el Galatasaray (77-64). En la misma parte del cuadro de los cuartos, el Besiktas vapuleó al Montpellier (73-59).
No podemos olvidar que ahora Uni ya no es el equipo que llegó a ser, ese que se plantaba con autoridad en cualquier pista con argumentos y no solo la creencia de que ganar era posible. Mantiene ciertos rasgos de identidad, esto es innegable. La pasión y la entrega por lo que se refiere son dos ejemplos. Suficientes o no por ser campeonas es otra historia. Éste no es su éxito, porque el éxito ya lo tiene. Sólo sería la consecuencia.
También podemos hablar del carácter. Lo mismo que le lleva a reinventarse año tras año y lo que imprime la llegada de Roberto Iñiguez al banquillo. Prohibido rendirse, dice su libreto, pese a estar debilitado por la grave lesión de Rebekah Gardner, posiblemente en Aquiles. De esta forma el 2-7 inicial, con las gradas de Fontajau aún por llenar -la entrada fue de 5.147 espectadores-, se transformó en un 14-10. En defensa, costó atar en corto a Julie Vanloo ya Hind Ben Abdelkader, ininteligibles e inteligentes, aprovechando el poder de asustar de McCowen para hacerse espacios.
Atacando, la cosa funcionaba un poco mejor. Regan Magarity lució talento y Uni situó un ritmo elevado que, combinado con el acierto anotador, le favorecía. También buscó disminuirle cuando tocaba, haciendo una buena lectura de inicio de partido. La energía de Ainhoa López y el papel de Irati Etxarii hacían el resto.
Un triple de Mendy y una antideportiva no pitada sobre Ainhoa, encendieron algo más a la afición, que celebraba cada recuperación como si le fuera la vida. El Galatasaray, que tan sólo hizo doce puntos en el segundo cuarto, sufrió un pequeño bloqueo que Uni no aprovechó, demasiado precipitado por momentos y poco contundente en la lucha por el rebote cuando tenía la oportunidad de hacer sangre en el marcador. Los detalles no marcaban la diferencia, pero el equipo estaba compitiendo bien (26-24). Todo cuesta, en los partidos grandes. Y éste lo fue.
El poder de intimidación de Tolo fue notable, sin esconderse con McCowen. Por fin los disparos entraron de lejos, con dos triples consecutivos de Laura Peña (36-34). Ni uno ni otro equipo vacilaban en intensidad en un espectáculo digno de vivir. El Spar Girona y el Galatasaray dignifican el baloncesto de alto nivel. En el descanso, un tesoro de seis puntos para las gerundenses.
Ygueravide, con un nuevo lanzamiento de tres, mantuvo el poder de convicción en la reanudación (48-41), donde el conjunto turco, con un presupuesto infinitamente superior al gerundense, se rindió a la evidencia: Uni era mejor . Peña, cuatro de cinco en triples, siguió reivindicándose, y acompañada de una brillante labor detrás y la fe de Ainhoa, ampliaron la felicidad a un 60-49. El trabajo de hormiga ya daba sus frutos.
Y terminó siendo un baño, llegados al 73-55, reducido al final, pero con la eliminatoria muy bien encarada. Habrá que rematarla el próximo jueves, por supuesto. Pero este Uni Girona, si se lo propone, quizás todavía la haga gorda. Ayer parecía imparable.
Jordi Bofill
foto M. Martí
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