El club quiere liberar la ficha de la bosnia, a la que le queda un año de contrato, pero la jugadora, a pesar de saber que no va a contar con minutos ni oportunidades, está muy a gusto en Zaragoza
Si ya no lo tuvo la pasada campaña a pesar de los numerosos infortunios que sufrió el Casademont Zaragoza durante el año, mucho menos va a tener un sitio Melisa Brcaninovic en los planes de Carlos Cantero para el curso que viene. Pero lo cierto es que la bosnia firmó el pasado verano un contrato que le unía al equipo hasta junio de 2026 y el club no tiene por el momento constancia de que, a pesar de su evidente situación, Brcaninovic tenga intención de irse.
O al menos de momento no se lo ha comunicado a un Casademont que no cuenta con ella y que su deseo es que su ficha quede libre para poder acometer el fichaje de otra jugadora para completar la rotación del técnico madrileño. Pero la bosnia es feliz en Zaragoza. Perfectamente adaptada a la ciudad y al club, ha entendido su rol de la plantilla y desde el club aseguran que su actitud es ejemplar. Siempre con una sonrisa, Brcaninovic, aunque en los partidos no ha contribuido demasiado (por no decir nada), ha sido importante en los entrenamientos y ha contribuido a que la química del vestuario fuera excelente.
Pero esto es baloncesto profesional y con buenas intenciones no basta. Si el Casademont, como así han asegurado tanto sus dirigentes como Cantero, quieren seguir dando pasos adelante en cuanto a configuración de la plantilla se refiere, la bosnia debe de salir. Así se lo están intentando hacer ver desde dentro, aunque por el momento no se ha llegado a ningún acuerdo que podría alcanzarse pagando el Casademont al menos parte de la ficha de la jugadora.
La lógica indica que, a pesar de la resistencia de Brcaninovic a salir, la bosnia debería acabar abandonado la capital aragonesa en busca de los minutos y las oportunidades que aquí sabe a ciencia cierta, porque ya se ha hablado con ella, que aquí no va a tener. Pero, ahora mismo, no está descartado ningún escenario y no es algo impensable que veamos a la bosnia al fondo del banquillo o incluso fuera de la convocatoria durante la gran mayoría de encuentros.
El rendimiento de Brcaninovic, de 26 años, de desde su aterrizaje en Zaragoza ha estado desde el primer momento muy por debajo de lo esperado. Y eso que venía con un buen cartel, siendo internacional e importante con la selección de su país, un gran físico (193 centímetros de altura) para ser una ala-pívot y habiendo pasado por un gran equipo como el Cukurova Mersin o en otros españoles como el Jairis o el Gernika. Eso sí, la bosnia llegaba tras un periodo de inactividad que ya no convencía demasiado al club, pero el Casademont decidió ficharla a pesar del riesgo y en una apuesta claramente fallida.
Aunque comenzó jugando en casi todos los duelos, su pobre rendimiento fue sacándola cada vez más de la rotación de un Cantero que al final decidió dejar de contar con ella. Para muestra sus cero minutos en el playoff por el título de Liga. Eso es lo que le espera a Brcaninovic si aun así decide quedarse en Zaragoza. La pelota ahora mismo está en su tejado
EL DILEMA DE LAIA FLORES
La base, con un año más de contrato, debe decidir si se queda en el equipo con un rol más secundario o si se va del club en busca de minutos
No todas las jugadoras que tiene contrato para el próximo año con el Casademont Zaragoza femenino estarán en la plantilla de la temporada 25-26. A pesar de que la configuración del equipo para la próxima campaña está ya muy perfilada, sigue habiendo alguna situación que todavía está en al aire. Ese es el caso de Laia Flores, a la que el club no le importaría retener si la catalana asume un rol más secundario del que ha tenido esta campaña.
Porque la llegada de Carla Leite, el fichaje estrella (a pesar de la falta de oficialidad) de los que ya se conocen, va a cambiar irremediablemente muchas cosas en la rotación que Carlos Cantero disponga en la dirección del juego. La francesa, MVP de la Eurocup con el Villeneuve, es una base con alma de escolta, por lo que es probable que alterne los puestos de 1 y de 2. Aunque el técnico ya ha asegurado que Leite y Mariona pueden jugar juntas, lo cierto es que el aterrizaje de la gala impacta directamente en la situación de Flores.
De ser la segunda base del equipo y estar siempre en cancha cuando la capitana necesitaba descanso, el papel que, si se queda, tendría que tomar la catalana sería muy diferente y con un protagonismo mucho menor. Eso, lógicamente, haría que sus minutos se redujeran sobremanera e incluso en los encuentros importantes no los tendría garantizados.
Ante este nuevo paradigma, Laia Flores se encuentra en el complicado dilema al que se enfrentan muchas veces los deportistas, el de elegir si se prefiere ser cabeza de ratón o cola de león. Con contrato en vigor hasta 2026, la pelota está en su tejado porque ya ha habido conversaciones entre la base y el club en las que se ha hablado de la situación y la decisión está en manos de la catalana mientras el Casademont respetará la respuesta que reciba de la jugadora.
Laia Flores, de 29 años, llegó en el verano de 2024 a Zaragoza tras firmar una notable campaña como base titular en el Lointek Gernika. La catalana ya dio un paso atrás entonces sabiendo que su rol, siendo Mariona capitana general en el Casademont, iba a ser bien distinto, pero que por contra iba a poder jugar en la Euroliga y tener la posibilidad de luchar por títulos. Flores se adaptó sin problemas a ese esquema, pero su rendimiento durante la temporada ha sido irregular, alternado buenas actuaciones con otras más grises y, sobre todo, con dos facetas bien diferenciadas.
La actitud y la entrega de Laia han sido ejemplares desde el primer día, haciendo suya la rasmia que caracteriza al equipo. Eso le ha permitido ser una jugadora que ha brillado en defensa, poniéndole las cosas muy difíciles a sus emparejamientos y siendo un incordio constante. Sin embargo, en la otra canasta las cosas no le han ido tan bien. A pesar de haber dejado algún momento para el recuerdo como el triple desde el centro del campo frente al Girona en las semifinales de la Liga, a Flores le ha costado mucho llevar la manija del equipo, siendo esa la función principal de una base. La catalana, a pesar de su empeño, no ha podido mantener el nivel del juego y la fluidez en ataque cuando Mariona Ortiz descansaba y el Casademont ha sufrido mucho cuando su capitana no estaba en pista.
Pero Cantero no tenía muchas más opciones en esos tramos que confiar en ella, algo que va a cambiar radicalmente ahora con la llegada de Carla Leite. Y eso lo sabe a la perfección una Laia Flores que tiene ahora que decidir hacia dónde quiere encaminar su carrera.
Arturo Pola
foto: M. Á. Gracia
elperiodicodearagon.com